Nietzsche...



Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, termina sus estudios de nivel medio en Pforta; en 1864 se matricula como estudiante de teología en la Universidad de Bonn, pero en mayo del año siguiente se traslada a Leipzing para estudiar Filología clásica; aquí entra en contacto con el filólogo Friederich Ritschl, gracias a su apoyo, en 1869, obtiene la cátedra de lengua y literatura griega en la Universidad de Basilea. En 1872 publica “El nacimiento de la tragedia”; desde 1876, por razones de salud, pero también por el alejamiento de ideas respecto a la filología clásica, suspende el magisterio. Residirá en lugares de recreo, hasta su desplome psíquico en Turín, en enero de 1889.Muere el 25 de agosto de 1900. (Ferraris, 2004)
Entre sus obras más importantes destacan:

  1. 1878-79 "Humano, demasiado humano", (1879)
  2. 1883 "Así habló Zarathustra", (1883)
  3. 1884 "Así habló Zarathustra", (1884)
  4. 1886 "Más allá del bien y del mal"()                          
  5. 1887 "La genealogía de la moral"().
  6. 1888 "Nietzsche contra Wagner"
  7. 1888 "El anticristo"
  8. 1888 "Ecce homo", entre otras.



Mas allá del historicismo y el positivismo
(Ferraris, 2004)


La reflexión historicista había rechazado la perspectiva hegeliana de la historia como progresivo desarrollo de la razón en un orden moral del mundo. Nietzsche parte de una perspectiva de la historia que distribuye en partes iguales estos presupuestos.  El hombre afectado por por esta enfermedad histórica, se mueve como un turista entre épocas diversas, puede disfrazarse con cualquier estilo y encarnar cualquier idea y figura; de modo que la historicidad asume un poder paralizante.
Si el fin último de la historia es ponerse la servicio de la vida, el historicismo se disuelve en sí, ahondando en sus propias ideas más auténticas. No se trata de querer narrar nada como vivo un pasado ya desaparecido, olvidándome de mi  mismo en el intento por delinear "ocularmente"la morfología, sino más bien, de leer el pasado a partir de l presente, para poner así aquél al servicio de este. Hay aquí una segunda consonancia entre la intempestiva nietzscheana y la distinción entre óntico e histórico en el conde Yorck: la historicidad más radical no es más que la objetiva, por un secreto positivismo: el pasado como simple presencia, como objeto. Las tres categorías a las cuales incurre Nietzsche en la segunda intempestiva son, por consiguiente, la antítesis de lo que en el historicismo se alía con el positivismo:


1. "La historia le acontece primeramente al activo y al poderoso, a aquel que combate en una gran batalla, que tiene necesidad de modelos, maestros y quien lo consuele y que no puede encontrarlos entre sus compañeros y el el presente".

2. "De la historia tiene necesidad aquel que cuida algo y lo venera -aquel que mira atrás con fidelidad y amor, hacia el lugar donde proviene, de donde ha vuelto, con esta piedad, él por así decir paga la deuda de reconocimiento de su existencia. Cultivando con mano atenta lo que perdura desde la antigüedad, quiere preservar las condiciones en las cuales ha nacido para los que vendrán después del él y así sirve  al  vida" 

3."Se hace claro como el hombre tiene, muy a menudo, necesidad, junto al modo monumental y antiguo de considerar el pasado, de un tercer modo, el crítico; y este también para servir a la vida. él debe tener, y de tiempo en tiempo emplear, la fuerza de infringir y de disolver el pasado para poder vivir, lo cual logra trayendo aquel pasado frente a un tribunal, interrogándolo minuciosamente y finalmente condenándolo [...] No es la justicia la que sienta aquí el juicio, menos aun la clemencia, sino solamente la vida, aquella fuerza oscura y apremiante, insaciable, ávida de sí misma"


En la historia están , pues, ya depositados los motivos de la superación de la enfermedad histórica. La vida que se nutre de historicidad, es también lo que, afianzándose, pone fin  el patrimonio de la historia universal.


Para Nietzsche, interpretar quiere decir explicitar una actividad energética, hacer prevalecer las fuerzas que incremente el poder de vivir y no ponerse como una escucha de un sentido trasmitido. El tipo de interpretación depende, en cualquier caso del grado de poder que opera en ella, ya sea que crezca o decrezca. Se puede por eso, establecer, como resultado de las premisas ontológicas de la concepción nietzscheana de la interpretación, que la intensidad del poder es un criterio fundamental para la interpretación, de modo que a un cambio del poder le siga, indispensablemente, un cambio en la interpretación.


En contra del positivismo, que se ajusta a los fenómenos: existen solamente hechos, diría: no, justamente no hay hechos, sino más bien,solo interpretaciones. No podemos constatar algún hecho en sí; tal vez es un absurdo querer algo general. "Todo es subjetivo", dicen ustedes, pero ya ésta es una interpretación, el "sujeto" no es algo dado, es algo solo unido con la imaginación, algo impuesto después. En fin, ¿es aún necesario poner al interprete detrás de la interpretación? Ya esto es invención, hipótesis. Aquí Nietzsche va mucho más allá de del historicismo y del positivismo. Su crítica en contra de la objetivación metódica y en contra de la fetichización de lo dado no se limita a restablecer, como en la teoría clásica del conocimiento, el papel gnoseológico de la subjetividad. Incluso el sujeto es resultado de una interpretación, "algo impuesto después".


Filosofía de la Vida y Ontología

Según Nietzsche el tribunal no esta constituido por una razón histórica que domina retrospectivamente las fuerzas oscuras del existir; es la vida como ta la qe esta para juzga la historia sobre la base de categorías que, a su vez, son vitalistas - es decir que no se remiten a la precisión teórica- metodológica, sino hacen vale principios axiológico- energéticos sobre la base de los cuales la vida, se autoselecciona. Las fuerzas dela vidas son involucradas para juzgar la misma oscuridad vital .

Para Nietzsche la superación del positivismo no puede resolverse con una instauración de la teoría clásica del conocimiento. Esta última como "platonismo", se ha apoyado siempre en un sujeto teórico puro, que secretamente se alía de las pretensiones de una cientificidad desinteresada. La tematización nietzscheana del nexo entre conocimiento e interés subordina aquél a éste: no solo la vida se comprende en forma extrametódica sino, finalmente, no puede ni siquiera aspirar a enseñorearse en forma reflexiva, y, por consiguiente, debe renunciar a comprenderse: no puede más que quererse indefinidamente a si misma y a su propio crecimiento.




Bibliografía


Ferraris, M. (2004). Historia de la Hermenéutica. Buenos Aires : Siglo XXI, pág. 147- 153).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario